Los más ancianos de la comarca quizá recuerden el enclave conocido como L’Estret Roig, un desfiladero que se situaba a las faldas del Maigmó y que era paso obligado de los carros y carretas que bajaban a Alicante desde los pueblos de nuestra comarca (y viceversa). Como quiera que éste era un paso tan estrecho que sólo cabía un carro, fuera o viniera, los bandoleros de la zona hacían su agosto en este punto, de ahí que, en la actualidad, aún es posible escuchar la frase ‘A robar a l’Estret Roig!’ cuando algo tiene un precio desorbitado o nos parece una medida injusta o discriminatoria, pero siempre con el tema económico de por medio.
Nuestros lectores se preguntarán a qué viene todo esto, si es que no se lo han imaginado ya. Como dirían los míticos y necesarios Tip y Coll, vamos a hablar del Gobierno, pero no la semana que viene, sino ahora.
Un Gobierno que promete no subir los impuestos y, sin embargo, los sube a las primeras de cambio. Un Gobierno que pretende sablear a los más desfavorecidos cobrándoles sus necesarios medicamentos, que anuncia recortes inauditos en educación para potenciar el instinto gregario y el pensamiento único. Un Gobierno que, con casi seis millones de parados, se alía con la patronal y le facilita el despido y los contratos basura. Un Gobierno que anuncia que los indignados (esos perroflautas piojosos del entorno socialista, cuando menos) no podrán volver a acampar en la Puerta del Sol por el aniversario del 15-M y que ciertas reuniones podrían volver a ser ilegales, como en los tiempos gloriosos del Generalísimo. Un Gobierno que ahora quiere cobrarnos por circular por las autovías, mientras sus sueldos siguen intactos, consintiendo escandalosas duplicidades de competencias en las autonomías y permitiendo la supervivencia del Sénado y etcétera, etcétera...
A ese Gobierno es a quien toca plantarle cara y espetarle eso de... A robar a l’Estret Roig!