Por Ana Tello, concejala de Servicios Públicos en Ibi
Como políticos debemos tener los oídos bien abiertos y escuchar todas las opiniones, desde hace tiempo prestamos más atención si cabe, a la cuestión de la convivencia entre personas y mascotas. No es un problema que no tengamos encima de la mesa, de hecho, lo tenemos muy presente. Pero dar una solución satisfactoria a todas las partes, no resulta sencillo.
La tolerancia en este caso debe ser bidireccional, de las personas que no tienen mascota, a quienes sí la tienen y viceversa. Tenemos claro que todos tenemos derecho a tener un animal de compañía, pero también tenemos que tener claro que ello implica responsabilidad y el cumplimiento de una serie de normas. Unas normas que solo unos pocos no cumplen y que terminan afectando a la mayoría de personas que sí cumplen con sus obligaciones. La mayor parte de los dueños de mascotas las tienen identificadas, vacunadas y en su caso pasean con ellos con correa y con bozal, en el caso de que la raza de su perro así lo requiera. Comprendemos que con las restricciones que existen, sus opciones para pasear libremente con ellas, son evidentes.
Por otra parte, el volumen de quejas que recibimos sobre los excrementos y micciones de los animales de compañía en las calles de Ibi, son como para estudiar con mucho detenimiento qué solución dar. Las quejas reiteradas de personas que no quieren que hayan perros mientras están con sus hijos o tomando el fresco en un parque, las muchas heces que también nos encontramos en el césped de cada parque (con lo difícil y escatológico que resulta su limpieza), la normativa que hay cumplir para poder realizar las zonas de esparcimiento canino, el consenso que tenemos que buscar para instalar estas zonas con el consentimiento de los vecinos, etc.
Todo lo expuesto, es complicado de solucionar y genera mucha controversia, aunque el Ayuntamiento de Ibi, está decidido a regular de forma racional la convivencia entre personas y animales. Y publicitar y en su caso sancionar, a quienes no cumplan las normas de convivencia y por supuesto también las que pueden ser objeto de las futuras zonas de esparcimiento canino, como que estén censados y con microchip implantado o la obligación de recoger los residuos que genere su mascota.
Debemos respetarnos todos, debemos ser responsables de nuestras mascotas, debemos res- petar a los dueños de las mismas, a quienes no las tienen y llegar a un equilibrio.