Amnesia electoral
Ya verás como dentro de los nosecuántos meses que faltan todavía para echar la papeleta en la urna, la masa ibense se ha olvidado del espectáculo popular (de ese partido político, no del pueblo) del urbanismo con los amigos.
Después de la visita de la alcaldesa y su concejal al presidente provincial, José Joaquín Ripoll, parece que hubo taconazo, ¡firmes!, y se acabaron las riñas con la ex compañera Felicidad Peñalver. Cuando la cuerda se tensa mucho entre campsistas y ripollistas, se puede romper y que sean las siglas, las del PP, las que acaben mordiendo el polvo electoral. Y eso no es plan, claro.
La derecha siempre ha hecho bien piña, cuando hacía falta, históricamente. En cambio, los rojos se pelean, discrepan y acaban en la oposición o por debajo de los topes de votos mínimos. Para colmo, cuando la izquierda más cañera ha tocado techo (más de dos millones y medio de votos llegó a tener la Izquierda Unida de Julio Anguita), al supuestamente socialista Felipe González le encantó pactar con nacionalistas vascos y catalanes, tan conservadores o más en lo económico que el PP.
Pero, bueno, qué se le va a hacer, con lo bien que han aclarado los gobernantes ibenses las sombras que se cernían sobre su gestión de las urbanizaciones, es normal que el electorado les perdone: ¿Felicidad Peñalver nos acusa de irregularidades?, pues montamos una comisión de investigación… de su proyecto de casas y ladrillazos, el de ella, no de los nuestros, y ya está. Muy esclarecedor. Dicen que robé una manzana en la plaça la Palla y yo me defiendo pidiendo que la Policía inspeccione una frutería de la Dulzura. Así, seguro que no encuentran rastro.
Y pensar que el pueblo de Ibi echó a sus predecesores, los eternos del PSOE de los años 80, por hartazgo de abusos y excesos… ¿la cabra tira para el monte? ¿Todos los políticos caen en la tentación? Creo que no. Quiero creerlo.
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