El kilométrico titular de este artículo, demasiado largo para tener gancho, me lo va usted a permitir como homenaje al genial Groucho Marx. Y porque resume bien este modesto análisis de los resultados electorales en nuestra Foia de Castalla.
Biaruts y colivencs han dejado todo bien atado con mayorías indiscutibles del PP. Qué aproveche. En cambio, en Castalla, Ibi y Tibi (puro orden alfabético) el voto se ha fraccionado, como tiene que ser, y quien quiera manosear la vara de mando va a tener que pactar, negociar, trapichear, regatear y -ojalá que no- hasta corromper.
El caso de Tibi tal vez tenga una lectura sencilla: el PSOE local ha pagado su peaje por la bajada de pantalones de ZP ante Bruselas y sus mercados. Injusto, pero a ver si los socialistas de verdad aprietan un poco las tuercas a su cúpula para que parezcan un poco de izquierdas, de una vez.
Pero la cosa está más calentita y atractiva entre los partidos ibenses y castelluts. En ambos escenarios, a la derecha le han salido partidos independientes (uno reciente, el otro ya veterano), descontentos que han montado su chiringuito político -respetable y con su respaldo electoral- porque no habían podido triunfar en casa de papá y mamá, con las siglas grandes de toda la vida.
Pero arrieros eran y en el camino se han encontrado, qué emoción. ¿Harán pasar por el ojo de una aguja a los usurpadores esos que no pudieron descabalgar de las listas como candidatos a la alcaldía? Después de ponerlos a caer de un burro, ¿ahora se darán unas palmaditas en la espalda, se guardarán sus lecciones de ética y les darán sus votos al PP a cambio de una concejalía con presupuesto, el urbanismo para más señas? “Y éstos eran mis principios, pero ahora tengo otros...” Como he dicho más de una vez ya, hay que cambiar la ley y que gobierne siempre la lista más votada. Cuando no tenga mayoría, pues que convenza al resto de partidos para que voten sus proyectos, uno a uno. Cuantos más ojos estén pendientes del que tiene la llave de la caja, mejor.