Los huérfanos
Sindicatos, Patronal y Gobierno, ensayan la forma de hincarle el diente al conglomerado de problemas que nos plantea el desplome de nuestra economía, esa caída libre que cada día nos sume un poco más en la incertidumbre de no saber cuándo pisaremos al fin tierra firme ni cómo estará el suelo en el que habremos de aterrizar y, en cuanto a la alternativa que podría ofrecernos la oposición, el panorama no se nos presenta mucho más alentador, pues, por una parte, andan ocupadísimos saliendo al paso de los múltiples casos de presunción, que les brotan en los juzgados como los hongos en otoño y, si algún tiempo les queda, más que en proponer soluciones, lo emplean en contemplar cómo el Gobierno de Zapatero no da abasto a tapar las goteras que ya comienzan a inundar el edificio de todos los españoles, hasta da la sensación de que el principal partido de la oposición abriga la esperanza de que el cortijo se anegue para poder ellos subir al terrado.
Y digo que ensayan porque entre todos no parecen ponerse de acuerdo en emprender un verdadero desbroce de malas hiervas y sanear nuestra economía cortando por lo sano, como siempre se hizo en cirugía ante casos de gangrena. Haría falta un certero bisturí, para extirpar de nuestras Administraciones Públicas los cuantiosos gastos que no se justifiquen con los servicios prestados.
Ahora parece estar de moda hablar de los trabajadores autónomos, algún iluminado ha descubierto, ¡alabado sea Dios!, que somos importantes para la economía del país. Pero el autónomo continúa siendo el huérfano de cobertura por desempleo y amparo jurídico para cobrar sus facturas. Además se le obliga a pagar los impuestos –directos o no– que genera su trabajo. Si él no ha cobrado sus facturas, que reclame al maestro armero. Pueden suponer un alivio, esos millones de euros que el Gobierno ha dado a los ayuntamientos (si no fuera por el despilfarro de los cartelones) para aliviar el desempleo pero, teniendo en cuenta que los ayuntamientos están endeudados hasta las cejas con muchos autónomos y pequeñas empresas por servicios prestados hace muchos meses, no habría estado demás que, al menos parte de ese dinero hubiera sido destinado a cubrir esas deudas. Posiblemente, esto evitaría que algunos de esos autónomos o pequeños empresarios dieran cerrojazo a su negocio.
[volver]