Acaban de poner un huevo de pava quienes han divulgado el bulo de que el semanal Escaparate percibe una subvención de 50.000 euros del ayuntamiento ibense; ¿anuales, o mensuales? No sé como no se han dado cuenta antes, pues, no había más que fijarse en que los trabajadores de su redacción cambian de coches deportivos más que de calzoncillos, hasta yo, un simple columnista, si no he estrenado estas navidades mi limusina, se debe a que no iba a juego con los trajes y corbatas que tan bien nutrido medio me regaló el año pasado.
En fin, dando a estos infundados chismorreos la importancia y credibilidad que merecen, permítanme pasar a asuntos de más enjundia, como puede ser el intento de veto a Escaparate por parte del señor Valls, portavoz del CDL (fallido, por cierto) sobre ciertas noticias que el periódico pretendía hacer públicas, como es su obligación. Produce asombro –por decirlo de la forma más tibia– que un hombre que siempre gozó de las simpatías de muchos, entre los que yo me cuento; que podía haber supuesto un soplo de aire fresco en un ayuntamiento enquistado en el vicio secular de la no claridad, por los dos partidos que alternativamente nos vienen gobernando, un hombre que además, sustentó sus campañas en las promesas de transparencia en nuestra administración municipal, haciéndonos pensar en una especie de Tío la vara, defensor de la claridad, es chocante, digo, que ahora, cuando al fin su voz tiene cierto peso, la utilice para poner trabas a esa transparencia de la que antaño hacía gala. Con la que está cayendo, nuestro amigo Juan, y todos los políticos, deberían entender que los sufridos ciudadanos andamos hambrientos de transparencia. Estamos ahítos de cajas b, presunciones y otros tejemanejes.
Esto de que pretendan cargarse al mensajero, o al menos al mensaje que se pretende airear, no es nuevo en nuestro pueblo. Cuando imperaba el socialismo en la alcaldía, a Escaparate se le decía de todo menos bonico; se le tildaba de prensa rosa, se le llamó nido de víboras y se le acusó de tener una trastienda tenebrosa, ¡a esos, ni agua! solían decir desde las atalayas del poder.
Sin embargo, tras muchos años y avatares sin cuento, el antes quincenal pasó a semanal y sigue informando a nuestra comarca con las noticias que se generan. Y en el sector de opinión y cartas de los lectores continuamos exponiendo nuestras ideas con absoluta libertad bajo nuestro propio riesgo y responsabilidad. Por todo ello, la mejor subvención o capital que puede tener un medio de información, es esa pluralidad, no depender de La voz de su amo.