Por José Luis Fernández Rodrigo
Con todos los infundios y patrañas que llevamos leídas y escuchadas sobre los «coletas» -más las que nos quedan por tragar- solo falta que, además, ellos mismos se vayan metiendo en huertos con estupideces varias.
Abrió la veda el tal concejal madrileño Zapata con sus chaskarrillos sin gracia sobre víctimas del terrorismo, le siguió la edil alicantina «La Roja» animando a poner bombas en la palco de las plazas de toros, pero es que nos seguimos llevando sorpresas desagradables. Y sin la excusa ya de que eran solo pecadillos de juventud, agua pasada que ya había prescrito en el código penal de Twitter.
Lo de los titiriteros mostrando un cartel de «Gora ETA» en un espectáculo dirigido a niños no hay por donde cogerlo. Por fortuna, disfrutamos todos de la tregua definitiva de los iluminados terroristas después de décadas de pesadilla mortífera. De ahí el mal gusto de hacer chanzas con este episodio negro de nuestra historia. Seguro que ese público infantil que asistía a la función con los títeres no debía entender gran cosa -tanto mejor- y alguno preguntaría seguramente a su mamá o su papá qué quería decir todo aquello. O sea, que la misión «didáctica» del numerito estaba cumplida.
Claro que debería dimitir la concejal de Cultura de los podemitas de Manuel Carmena, supiera o no supiera de estas gracietas chuscas. Otro tema es lo de meter en la cárcel a estos «artistas» por el riesgo de fuga... Por mí, se pueden ir al extranjero o un poco más lejos, a algún otro planeta o galaxia.
La Justicia, una vez más, nos deja anodadados: durante años hemos visto manifestaciones en calles de Euskadi enalteciendo a sus «héroes», esos gudaris encarcelados por atentados, y el lema de «Gora ETA» no faltaba en las pancartas de estas reuniones abertzales. Con total impnidad. ¿Y ahora eso mismo se ha convertido en un delito tan grave para condenar hasta al talego?
Otro disparate de estos gobiernos «del cambio», ese eslogan que me da escalofríos por si se asemeja en algo a aquel otro «cambio», el que prometía Felipe González en los años 80, lo hemos visto con lo de suprimir nombres de calles de connotaciones supuestamente franquistas en Madrid. Resulta que hablan de retirarle los honores y la placa nada menos que a Salvador Dalí. Menudo insulto a la inteligencia, despreciar a una figura de prestigio mundial y eterno para el arte, porque entre sus muchas excentricidades personales se llevaba bien con el caudillo. ¿Si no hubiéramos tenido la desgracia de sufrir una dictadura, eso habría hecho mejor genio a Dalí?
Pese a que, por norma general, siempre suelo coincidir con lo que aquí escribes, pero, en este caso discrepo en algunos matices: -En lo de Emiliano Zapata no voy a entrar. El hombre ya ha pagado bien su precio. Por replicar alguna cosa; solo decir que la principal perjudicada en esos tuits, Irene villa, fue la primera en quitarle hierro al asunto. -Asunto titiriteros: En el cartel ponia GORA ALKA-ETA, nombre que no pertenece a ningún grupo terrorista en el mundo. sigue
Que el espectáculo no era apto para niños, es evidente. Que en las anteriores funciones que hicieron ya avisaron de que no era apto para ese tipo de público, también. Está bien que la concejala de cultura del Ayuntamiento de Madrid dimita. Ya podrían tomar ejemplo algunos otros partidos con miembros que han cometido " delitos" mucho más graves que este. A mi, particularmente, me gusta que este tipo de gente haga este tipo de obras. Así que si tu los mandarías a otra galaxia, yo prefiero
Yo prefiero que continuen realizando sus funciones en este país. Coincidimos en la desproporcionalidad de la actuación judicial en este caso. Lo del tema de la dictadura y sus amigotes dá mucho de sí. No coincido contigo, pero repito, este tema daría para un par de miles de cafés. UN SALUDO