Uno puede sorprenderse de cuanto es capaz de emocionarse la persona; obviamente ello es muy subjetivo y, por tanto, depende de cada cual esa capacidad. El mundo de las emociones, como el de los sueños, se enmarca en el ámbito de las potencialidades psíquicas mas profundas, por lo que, probablemente habría que preguntarle a Freud cual es el nivel adecuado; yo opino, personalmente, que ambos fenómenos son saludables, y no habría, pues, que fijarse límites.
Este fin de semana pasado tuve casualmente conocimiento de que el próximo día 11 se iba a inaugurar el Teatro Río – de ahí el comentario anterior – y obviamente sentí una gran emoción, la cual, siguiendo los consejos del creador del psicoanálisis, no reprimo, y es por ello que expreso ciertos sentimientos. Digo, que me embargó una especial emoción, al tener conocimiento que iba a ser ya una realidad, tan emblemático proyecto cultural para nuestra ciudad, el cual viene, por cierto, de bastante tiempo atrás.
Quiero, primero que nada, felicitar al pueblo de Ibi y a todos sus ciudadanos, destinatarios inmediatos de tan significativo y peculiar proyecto, y hacerlo también, sin duda, a todas aquellas y aquellos, sin excepción alguna, concejales, técnicos y funcionarios que han contribuido a que sea una magnifica realidad.
Inmediatamente me vinieron a la cabeza muchos, muchos recuerdos. Ibi estaba saliendo de una situación francamente difícil, superada gracias al tesón, la profesionalidad y la inteligencia de los ibenses, acostumbrados históricamente a resolver sus propios problemas, e incluso algunos de los demás. El municipio, como la mayoría de los municipios españoles, se atempero, después de la transición democrática, a los nuevos cánones de ese nuevo tiempo, y al de la integración europea, al filo de la cual se acometieron muchas inversiones, las que no es necesario enumerar en estos momentos, pero fueron muchas y muy potentes. Obviamente, como en la mayoría de Ayuntamientos, fueron precedidas del necesario e ineludible orden de prioridades, dadas las carencias con que nos encontramos la mayoría de los Ayuntamientos Democráticos, y de la peculiar reconversión que tuvimos que acometer como consecuencia de la grave crisis de principios de los ochenta.
Superada esa difícil etapa, se podía, dentro de ese orden de prioridades, plantear ya otros proyectos significativos dentro del ámbito municipal, que sin duda Ibi se merecía, como podían ser la “Piscina Climatizada” y el “Teatro Río”; ya que Ibi sufrió, durante mucho tiempo, un notable desfase entre su excepcional rango económico e industrial, y el nivel de equipamientos públicos de todo tipo, lo cual había que corregir.
Ambos proyectos, y concretamente el que nos ocupa, se enmarcaba claramente en el ámbito social y cultural mas propio, y nos pusimos a diseñar la idea. Primero había que asegurarse el espacio, en este caso el antiguo Cine Río, en desuso desde tiempo atrás, como otros de la localidad, y que era propiedad de la empresa Pico-Sanjuán, que poseía varias salas de proyección en la comarca, vendiéndolo al Ayuntamiento, después de no pocas dificultades, y quiero dejar constancia de su buena predisposición al respecto. También se tuvieron que adquirir importantes inmuebles contiguos.
Visitamos, con tal de comparar modelos y coger ideas, algunos de los mas emblemáticos teatros del País: el “Gran Teatro de Alzira”, el “Teatro Wagner” de Aspe, el “Antonio Ferrandiz” de Paterna, el “Principal” de Alacant, el “Teatro Chapi” de Villena, y probablemente alguno mas que no recuerdo. Si recuerdo, que el modelo de rehabilitación, que mas nos impacto fue el del Chapí; de ahí en parte, el posterior encargo del proyecto al mismo Arquitecto.
Desde el principio, siempre pensamos que este proyeto tenía que ser de todos, como el PGOU y otras grandes actuaciones, que siempre compartimos y consensuamos. No debía ser de un gobierno municipal o grupo político, por lo que tuvimos múltiples y densas reuniones de todos los grupos políticos con los respectivos técnicos, para intentar acertar en un proyecto de esa envergadura y con una gran proyección en el tiempo, lo cual a todos nos satisfizo, y nos hizo mas participes, si cabe, de esta obra que ahora ve la luz…. quizás un poco tarde..
Por su magnitud y alcance hicimos también participes del mismo a la Generalitat Valenciana, queriendo dejar constancia de la buena e inestimable colaboración de Consuelo Ciscar, Secretaria Autonómica de Cultura, contribuyendo a su financiación y a no pocas sugerencias al respecto. Se destinó también, a través del Ministerio de Fomento, el 1% cultural correspondiente a la Autovia a su paso por Ibi. Por lo que dejamos tal actuación debidamente presupuestada, licitada y contratada, con la correspondiente financiación de la primera fase- aproximadamente dos tercios del total- para en una posterior convocatoria de Conselleria, financiar lo que restaba, el equipamiento y las instalaciones complementarias.
Como veis queridos ciudadanos existen razones para felicitarnos todos; obviamente, sin entrar en consideraciones de otro tipo, felicitar a la actual municipalidad por culminar tal actuación. Hay cosas que son, o deben ser de todos, máxime en la vida publica, donde no se debe patrimonializar la acción política. Si me permitís, queridos amigos y ciudadanos, una leve inmodestia, me hubiera gustado recibir una invitación a semejante evento…..
El “Ágora Pública”, como en la antigua Grecia, lugar de debate político, de entretenimiento, celebraciones, juegos y teatro; en suma, cultura en el mas amplio espectro… Así se concibió el Teatro Río, junto a la Ermita de San Vicente, las plazas adyacentes, el Parque de les Hortes con su anfiteatro al aire libre, y el cuartel de la Guardia Civil convertido en centro socio-cultural. Todo un reto….en un inestimable espacio histórico muy emotivo…y que tan necesitado estaba de afectos.