Editorial 649
Lamentablemente no fueron muchos los aficionados que asistieron el martes 3 de julio a la asamblea de la Unión Deportiva Rayo Ibense, puesto que allí se pudo respirar la ilusión de un grupo de personas que a partir de ahora se va a encargar de un nuevo proyecto con el que se pretende que el club rojillo vuelva a ser ‘el equipo de Ibi’, se vuelva a sentir como algo propio y renazca de unas cenizas a las que lo han abocado el desinterés de no pocos vecinos de esta localidad, que enarbolan orgullosos los colores de equipos de grandes capitales que, a fin de cuentas, ni les van ni les vienen, mientras abandonan a su suerte al equipo de su pueblo, en el que juega ‘gente de aquí’ que se preocupa de llevar el nombre de Ibi cada fin de semana a un lugar diferente.
Ese sentimiento, que existe en otras localidades no mucho más grandes que Ibi, y que existió aquí hace muchos años, es lo que ahora quiere recuperar una nueva Junta Directiva encabezada por Juan Carlos Pariente y Santiago Valero (presidente y vicepresidente del club, respectivamente), con entrenadores curtidos en mil batallas para atender el aspecto puramente deportivo, pero también con personas expertas en asuntos tan importantes como la comunicación, el márketing y las finanzas.
Porque para que este proyecto llegue a buen puerto hay que entrar a machete en las tripas del club, ver cómo están las cuentas, qué se debe y quién lo debe, de dónde se pueden sacar ingresos, cómo se puede hacer para que el Rayo Ibense deje de ser algo de lo que de vez en cuando se oye hablar pero que muchos no saben ni dónde juega ni contra quién.
Es el momento de poner el marcador a cero y comenzar un proyecto realmente ilusionante del que la villa de Ibi pueda sentirse orgullosa. Hace falta mucho trabajo y habrá que llamar a muchas puertas. Pero coraje no les falta.