Como cualquier empresa industrial, Famosa tiene como objetivo la rentabilidad, no sólo económica, la que la sostiene, sino también social, de creación de empleo y riqueza. Hasta ahora, y desde 1957, así ha sido.
Da pena pensar que pueda abandonar Onil, la verdad. La historia colivenca no se puede escribir sin Famosa, y no se trata de que trasladarse a Ibi represente una distancia insalvable para sus trabajadores de Onil, que viven a 10 minutos, sino de los lazos sentimentales que les unen.
Si realmente no tienen más remedio sus gerentes, pues que hagan lo mejor para la viabilidad de la firma de las muñecas más importante de España y seguramente de Europa. Podrían tal vez mantener su estructura partida, ya que llevan adelante diferentes líneas de producción, y conservar parte de sus instalaciones en Onil y otra parte en Ibi.
Confiemos en que no se trata de una estrategia, una transición para levantar el vuelo, ahora modernamente dicho “deslocalizarse”, y en román paladino, buscar dónde explotar con semiesclavos para tener más beneficios sin necesidad de competir como los buenos, fabricando lo mejor.
Su “casero” pronostica que eso será lo que ocurrirá, que Famosa dejará la Foia de Castalla. También estarían en su derecho, legalmente, pero no veo muy claro que eso sea lo mejor para ellos. Otros lamentaron hace tiempo estas aventuras, al enfrentarse con una pérdida de eficiencia y productividad que resulta lógica, cuando la motivación de tu plantilla se reduce a sobrevivir con un puñado de legumbres y, si queda algo, ahogar sus penas en alcohol barato.
No somos mejores que los chinos, pero páguenles de una vez salarios de verdad. El imperio del ‘to barato’ acabará por hundirnos a todos, si no lo ha hecho antes nuestra dictadura financiera de los bancos alemanes. Y no hay tarjetas Visa del Ayuntamiento para todos, lo que nos hacen falta son más Famosas, nacidas de la tierra y el empuje de las familias, igual que esta gran fábrica de los sueños de los niños.