Los alumnos y profesores del Instituto de Educación
Secundaria Enric Valor de Castalla dispondrán nuevamente de calefacción
en las aulas y espacios docentes, ya que la conselleria de Educación
ha abonado 18.000 euros al centro, de los 105.000 que debe desde hace meses.
El director de
este instituto alicantino, Juan Antonio Olmedo, confirmó la
llegada de este dinero y anunció que a partir del lunes día 30
"habrá calefacción nuevamente".
La noticia del
ingreso económico por parte de la Generalitat coincidió con la
protesta que el jueves 26 por la mañana protagonizaron cerca de 300 alumnos ante el
propio centro, durante la cual exigieron el abono de los impagos, ya
que esta situación ha impedido al instituto disponer de calefacción ante
la imposibilidad de comprar gasóleo.
La protesta, la segunda en esta semana, contó con el apoyo de madres y padres de alumnos, y de profesores.
En este sentido, Olmedo anunció que, a partir del lunes 30, con la llegada de la calefacción, cesarán las protestas.
No
obstante, precisó que el consejo escolar no descarta nuevas
movilizaciones "cuando se acaben los 18.000 euros aportados ahora por la
Generalitat".
'La revolución del batín' incomoda a la Generalitat
El ingreso, por parte de la Generalitat, de una parte muy pequeña de lo que debe a los centros educativos de la Comunidad Valenciana se debe, en gran medida, a la repercusión que iniciativas como la 'revolución del batín' han tenido a nivel nacional tanto a través de los medios de comunicación como de las redes sociales.
Los alumnos del centro se han visto obligados a acudir a las clases en batín, puesto que el saldo contable del Instituto era de cero euros; y las temperaturas iban a la par, pero en grados centígrados.
La primera gran manifestación de alumnos y profesores del Enric Valor, apoyados in situ por la alcaldesa y algunos concejales, tuvo lugar el martes 24 de enero, día de mercadillo. A ritmo de batukada y ataviados con su correspondiente batín o manta, los estudiantes fueron claros y directos: ‘Fabra, tenim fred’. El eslogan va rubricado con unas tijeras dentro de una señal de prohibición, porque no se protesta sólo por las deudas, sino también por los recortes.
Suponiendo que sirva de algo el escaso dinero ‘liberado’ por Fabra para evitar que sigan difundiéndose imágenes de estudiantes envueltos en mantas, los planes de este centro cambiarían, pero en principio la decisión que se ha tomado en el seno del Consejo Escolar es de no seguir endeudándose, no pagar ninguna factura más e incluso suspender las clases si fuese necesario. Otra idea sería, incluso, denunciar a la Conselleria por la vía judicial. Habrá, eso sí, calefacción hasta que se queden sin dinero.
Menos sangrante es la situación en los colegios, y previsiblemente llegarán a final de curso con cierta normalidad, aunque no sin dificultades.
En el colegio público Rico Sapena, por ejemplo, se olieron la tostada en octubre del año pasado y tomaron una serie de medidas preventivas y de ahorro, gracias a las cuales podrán aguantar el chaparrón.
Sin embargo, los ocho meses que debe la Generalitat les han obligado a dejar de pagar el servicio de comedor, si bien la empresa lo sigue prestando, confiando en que el dinero acabe llegando. Pero ni la comida es gratis ni la paciencia infinita, por lo que todos confían en que el final del conflicto llegue cuanto antes mejor.
En cuanto al María Asunta, la deuda es de unos 70.000 euros, dinero con el que se pagan los sueldos del personal de administración y servicios (PAS), la luz, el agua, la calefacción, etcétera. El malestar se ha demostrado en este centro con medidas menos mediáticas, como la colocación de pancartas.